domingo, 29 de marzo de 2009

Contra todo pronóstico


Contra todo pronóstico, tenemos primavera. Todo se empeñaba en eternizar un invierno frío, crudo, cruel en sus contenidos. Pero, de repente, levanto la mirada y veo cosas verdes, cosas nuevas... Empecé a escribir este blog intentando buscar en medio del invierno la promesa de una primavera, pero el invierno acabó engulléndome.
La crisis me alcanzó de lleno, pero ahora hago equilibrios, sobre mi tabla de surf, sobre la cresta de la gran ola. Un buen día (un mal día) reúnen a todos los empleados del centro de distribución de Barcelona y les (nos) comunican que Suecia (qué tentación, abstraer al enemigo como Suecia, o el Sistema, etc.) decide concentrar los centros de distribución en Azuqueca de Henares. Tres opciones: traslado, despido o incorporarse a una tienda de la ciudad de Barcelona como vendedor de segunda. Tres opciones: lo desconocido, el paro o volver donde todo empezó, hace casi diez años.
He escogido el traslado. He escogido el enfrentarme a lo desconocido, he escogido la solución más sencilla, huirde mi realidad e intentar construirme una nueva, lejos de aquí. En un principio, dentro de una semana debía marchar. Pero esa extraña suerte que de vez en cuando me acompaña y no deja de sorprenderme decide que soliciten mis servicios en otro departamento, que resistirá aquí en Barcelona hasta finales de junio.
De repente hay cosas verdes, cosas que crecen a mi alrededor. Ver el entorno que veo no será menos doloroso, pero hay una vuelta de página. Veo desde aquí la última línea de la página actual, y me encuentro más solo que nunca. Mi amiga Amparo dice que es una decisión muy valiente el desplazarme, pero yo lo veo como la solución mas cobarde, huir de lo que me aterra en los elementos de mi entorno, huir de la decisión que tomé hace trece años, el someterme y anularme a mí mismo, el obedecer sin resistir.
Yo soy el malo de la película, aquel que, después de cuarenta y cinco años de callar, dice, en voz baja y neutra, que está harto de chillidos, aquel que calla y se lo come todo. No puedo mantener la promesa de ser perfecto a sus ojos. Necesito irme, necesito dejar de buscar una falsa promesa de primavera, necesito ver verde, sentir verde, crecer... ya tendré tiempo de volver siendo un viejo. En cierto modo, el cisne necesita lanzar su último canto.

Contra todo pronóstico, no nos han podido negar la primavera. Las estaciones, inmutables, no entienden de problemas humanos, de crisis, sólo se suceden las unas a las otras, en un ciclo interminable. Más allá brilla el sol, y el verano llegará. Quién sabe, incluso Carmen puede tener un lugar en la nueva estación.

2 comentarios:

  1. Hice bien en esperar, sabía que regresarías, a escribir me refiero, por que lo haces muy bien.
    Son difíciles estos tiempos, para unos más que otros, y tomar decisiones es a veces necesario. Si buenas u no... sólo el tiempo lo sabe.

    Feliz primavera para ti.

    Te dejo un beso.

    ResponderEliminar
  2. Hola. me gustó leeer este posta ctan cálido ya la vez reflexivo sobre el presente y el futuro y tu estado personal. Dices que huyes, considero que haces bien. si eres libre de hacerlo porqué no? No es una huida, es solo una etapa. yo soy el que se queda encerrado, consumido por el paso del tiempo, soy el que, en cierto modo, te envidia. Pero también soy el que en otro tiempo tuvo otros destinos y sé por experiencia que no es malo. Mientras leo abro la ventana y comp`ruebo que el invierno regresa de nuevo por cuánto tiempo? No se sabe, ya en nada hay certeza, ni siquiera en el tiempo. Así que no esperes tiempos mejores y adelántate al tiempo. Un placer estar aquí. Me llevo tu link y te sigo. Un abrazo, josef.

    ResponderEliminar